lunes, 30 de septiembre de 2019

☀Sol en Sagitario ♐


Si pudieras darme un minuto. Si pudieras darme sesenta segundos
 de tu tiempo.
Si te hubiese conocido en el pasado o quizás
 en otra vida,
¿habría sido algo diferente? ¿serías hoy parte de mi presente?

Si pudiera dejar de contemplarte desde lejos.
Ser indiferente a tu encanto.
Si te he observado a la distancia es porque denoto algo mágico,
sublime y enigmático.

Si hoy lloviesen certezas de posibilidades sería de ilusa ser creyente;
sabiendo la respuesta de antemano.
Si tenerte cerca me es confuso: una colisión emocional de sentimientos.
Mis ojos dos canicas redondas que,
 tu estructura anatómica recorre: arriba a abajo y en sentido opuesto. 
Detenidas en cada línea de expresión mezquinando el lujo
de clavarse en tu sonrisa.



El tiempo. Grano a grano se ahoga en un reloj de arena.
Mi ansiedad en la espera de tu conexión al chat.
El clip clap del reloj aturde mi sordera.
Momento en que me pienso,
te pienso
          y nos pienso.

Nos invento otra realidad acortando la brecha espacio-tiempo,
partiendo de la creación del lenguaje.
Al límite de la palabra,
a la frontera de un nuevo idioma.
               -Un código solo de dos-.

Por las noches, soy una ciega peripatética que el inconsciente traiciona.
La represión emocional quiebra en mis sueños y la mente
 juega a los disfraces.
En el mundo onírico no hay reglas,
-       ni ojos que juzguen lo que otros no quieren ver-.
Amanece, y hoy te veo.  - De nuevo-.
Acá te tengo, sin tenerte.
A solo dos metros de alcance de mis dedos.
A tan poca y endeble distancia.
Lo sé.
          Lo veo.
                      Lo siento.


Te convertiste pronto y sin aviso en mi Valhalla,
mi paraíso
              mi Mar,
                       mi cielo.

 Odín me recibirá a brazos abiertos y las Valquirias me arrastrarán a su seno.
Mis heridas de guerra, a nombre de DonAmor,
          ni a mi más iracundo enemigo se las deseo.
Llega el ocaso, vuelvo a encontrarte. - De nuevo-.
Sudor en las manos. Palpitaciones en el pecho.
Pienso. Me pregunto: ¿es posible quererte sin conocerte?
Amabilidad e interés se vuelven términos de difusa conciliación.
Y allí me veo, 
subsanando un corazón roto con un deseo,
un amor platónico,
un imposible,
un anhelo.
Y al final de cuentas,
                         solo te quiero
                                        porque no te tengo.



Lucía Galluccio

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