'¡Ay!' No se me revele morena.
'¡Ay!' No afile perlas, mi dulce niña gitana.
He jurado creerle trigueña y a grandes
creces
pagar condena.
He silenciado habladurías.
He desdeñado calumnias de viles
injuriosos.
Ahora mi corazón, es el que habla:
“Y caí a sus vísceras
mullendo en su falda,
apretando sus carnes
saciando mis ganas”.
Al canto de un gallo
Envueltos en un mísero desahogo
los amantes desvestían dos
almas,
felizmente disfrazadas.
¡Ay!' No se me revele morena.
'¡Ay!' No afile perlas,
mi dulce niña gitana.
Más que solo éste acontecer
desgarra enterita mi alma:
‘A mala racha he de enterarme
que no era amor del bueno,
solo diversión
sana’.
Ahora mi corazón, mejor calla.
Y al paso de unos cuantos anocheceres
bajo manto sórdido de la noche
poco clara,
mi alma canta entristecida.
Le apena la nostalgia
al soñar con sus
largos y alborotados cabellos
o encontrar en sus pupilas
negras
refulgentes llamas.
'¡Ay!' No se me revele morena
que quererte más no puedo;
Es un santo pecado retener el
fuego
que consume mi halo de hiel.
Lucía Galluccio.
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