Caen.
Todos caen.
Todo cae.
Las alas de las
mariposas
se q u i e b r a n,
mueren,
agonizan
en un estómago
con úlceras
áspero
y frío.
Sufre de retención
de promesas
r
o
t
a
s.
Ya no quieren,
no pueden
y no deben
recurrir a él.
Ese curandero
tan impuro.
Polvo negro
corre en sus
raíces,
guarda un frasco
lleno
de lágrimas
robadas.
Pero…
Ellas vuelven,
caen,
sonríen
y vuelan
Lo aman.
Pero no saben,
o no quieren aceptar
que,
cuando el sol
duerma
volverá a marchitarse
el color de sus
aleteos.
Y es cuando entienden
y
caen
en la realidad.
Ellas son las
agujas
de un reloj perdido,
destinadas a volver
siempre
siempre,
siempre
al mismo lugar.
Moyyss Soledad
No hay comentarios.:
Publicar un comentario