Calesita al revés
Acostado en el fino
colchón de su habitación, con sus piernas juntas y brazos estirados a los
costados, acariciando la acarosa alfombra verde musgo que tal vez es solo verde
y el musgo real, como una decoración, o tal vez es pobre, tan pobre e ignorante
que no sabe limpiar una alfombra.
Observa el ventilador
girar, tan lento como si fuera una calesita al revés y puede cerrar sus ojos e
imaginar niños caer, porque fueron contra las reglas y no se sujetaron del
caballo azul-gris. “Agarrate bien Tomás o te vas a hacer mierda contra el piso”
puede escuchar el grito algo rasposo de una señora con vestimenta colorida,
cabello desteñido y olor a cigarrillo. Y Tomás que no le hizo caso, cae junto a
otros niños al vacío y luego a la pansa del pobre ignorante, rebotan como un
trampolín, ruedan, van directo al colchón hasta llegar a la alfombra y se
llenan de musgo. Otros, con mala suerte entran directo en el ombligo como
tromba, enredados en el remolino de pelo negro sucio, sudor y se ahogan… y
mueren.
Ellos no tuvieron
tanta suerte.
“Caen niños del cielo”
dijo, o tal vez solo eran arañas, hormigas o pulgas y quiso pensar que eran
niños, porque era divertido. Imaginar una calesita al revés, ver caer
personitas como monedas y jugar a quien va más lejos del pobre borracho
ignorante que muere poco a poco. Abre sus ojos, y ve.
Caen niños de la
calesita.
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